San Telmo es una pequeña población ubicada en el extremo oeste de Mallorca, en la cual Marcelo y su novia disfrutan de una semana de descanso. Gracias a sus aguas claras, playas de arena fina y escasos doscientos habitantes, San Telmo posee uno de los balnearios mejor preservados de la isla. Antiguamente habitado por pescadores, el puerto se ha convertido hoy en día en una interesante alternativa de veraneo para españoles, franceses e italianos en busca de playas tranquilas. Curiosamente, la llegada de dichos turistas no solo triplica temporalmente la población de la zona, sino que además pone en marcha la economía del lugar, la cual depende en gran medida de la renta de casas, botes y la venta de alimentos. La fama de isla fiestera, al menos en este paraje idílico, parece carecer de fundamento...
A medida que recorremos la isla descubrimos, sin embargo, el por qué de los rumores. A pocos kilometros de San Telmo nos encontramos con las playas de Palma, la capital, donde cientos de turistas ingleses y alemanes han tomado posesion del suelo español, establecido pequeñas colonias de expatriados, donde el español y el catalán son lenguas extranjeras. Al estilo del China Town neoyorquino, los balnearios de Palma se encuentran repletos no sólo de restaurantes y bares, sino de toda clase de establecimientos -incluso consultorios médicos-, donde irónicamente resulta difícil encontrar letreros que no estén escritos en alemán, con traducciones en letra pequeña al español.
La creatividad de los cazadores de turistas en las playas de Palma es realmente digna de admirar. Incluso la arquitectura del lugar se ha adaptado con dicho fin. Destacables son las adaptaciones mallorquinas de los famosos Bier Garten alemanes –especie de patios o jardines equipados para el consumo masivo de cerveza-, incluyendo una edificación típica de la región cervecera alemana, Bavaria, que con sus altas paredes blancas adornadas por franjas de madera oscura, difícilmente se deja pasar por alto. Igualmente interesante resulta una replica de lo que podría ser la catedral de Colonia, con vitrales alusivos al culto de la cerveza, bajo la cual cientos de turistas disfrutan a pleno medio día de un rave tipo Matrix Reloaded, mientras las cubistas, bronceadas modelos en bikini estratégicamente elevadas a la vista de todos por medio de columnas cúbicas, bailan al ritmo de música típica alemana, la cual, por cierto, es ya bastante difícil de encontrar en Berlín incluso en un taller de autos. La escena era digna de tomar una foto, pero mi novia, Kerstin, me pidió que le evitara pasar pena y que nos fuéramos rápidamente del lugar...
Afortunadamente para los habitantes de Palma, dichos balnearios se encuentran a unos cinco kilómetros de la ciudad, por lo cual es posible disfrutar de la capital sin tener que toparse con estos particulares turistas. La ciudad en si es muy bonita, con un casco antiguo amurallado, como el de Cartagena, pero con edificaciones mas bien similares a aquellas del centro de Barcelona. La vida nocturna es tambien interesante, y gracias a la cercania entre San Telmo y Palma, tuvimos la oportunidad de disfrutar de ella a menudo. Buena comida y buen vino son una constante entre los restaurantes que bordean el puerto, aunque hay que tener cuidado para no caer en los puestos para turistas.
Aparte de playa, comida y fiesta, hay mucho por ver en la isla. Realmente no me espere tanto de Mallorca, pero debo admitir que me lleve una impresion muy positiva del lugar. Me hubiera gustado poner algunas fotos aqui para mostrarles de que les hablo, pero aparentemente el blogger esta dañado y no me deja publicar ilustraciones. Pero si quieren ver mi album de fotos, hagan click aqui..!
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3 weeks ago
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